Cada 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, conmemorando  la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona. Como ya lo sabemos, y nos lo recuerda el artículo primero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

Gracias a la constante lucha de activistas y personas interesadas en darle a la mujer el lugar que le corresponde en la sociedad, actualmente muchas de nosotras gozamos de una vida digna y libre, que nos permite desarrollarnos plenamente en los diferentes contextos de la sociedad. No obstante cabe recalcar que hoy en día, en la incansable pelea porque toda mujer en el mundo pueda gozar de todos estos beneficios, se han dado ciertos fenómenos que intentan desligar a la mujer de sus rasgos femeninos más naturales.

Es por esta razón que cuatro asociaciones civiles internacionales (Profesionales por la Ética, Femina Europa, Istituto di Studi Superiori sulla Donna y Woman Attitude) decidieron unirse y lanzar una iniciativa con el objetivo de hacer llegar a las instituciones internacionales y políticas de todo el mundo lo que nosotras, las mujeres del mundo, pensamos, creemos y queremos.

La declaración afirma la identidad y complementariedad  del hombre y la mujer en beneficio propio, de la familia, la economía y la sociedad. Explica el aporte singular que como individuos ofrecemos a la estabilidad de nuestro entorno y expone claramente el valor único e irremplazable de la maternidad. También exige varios puntos que reconocen, defienden y crean políticas integrales en beneficio de la mujer de hoy.

La mujer moderna necesita recordar quién es y cuál es su papel en la sociedad. Por ejemplo, no todas las mujeres están llamadas a ser madres, como no todas las madres están llamadas a trabajar fuera de casa. Los contextos y las historias siempre serán diferentes, por la simple y sencilla razón de que todas y cada una de las personas que habitan el planeta son diferentes.

Que el ser mujer hoy en día nos motive a buscar ser más fuertes, más fuertes que esta sociedad que cada día nos empuja y nos obliga a “olvidar” y “borrar” nuestras características naturales, nuestra esencia más profunda. Aquella esencia que llevamos plasmada no solo en nuestra mente y cuerpo, sino también en nuestro corazón humano.  “Ella está vestida de fuerza y dignidad”, recita poéticamente Proverbios 31, mientras describe a la mujer virtuosa.

Ya lo decía Juan Pablo II en su Carta a las Mujeres, publicada en el año 1995. El misterio de la mujer es inifinito, y se encierra en las diferentes dimensiones de mujer-madre, mujer-esposa,  mujer-hija, mujer-hermana, mujer-trabajadora y mujer-consagrada. A la mujer se le agradece ¡por el simple hecho de ser mujer!
Y ser mujer, lejos de ser complicado, es más bien complejo. Complejo porque encierra un don, un valor, un poder, una fortaleza, una belleza y una virtud que cautiva.

Somos dueñas de nuestro presente y nuestro futuro, nosotras, ¡mujeres del mundo!, ¡escribamos bien la historia!

 

 

Te invito a que leas la declaración y si compartes la visión ¡firmes!