Por Juan José Taquía Lora

Después de las polémicas declaraciones del presidente mexicano Manuel Lopez Obrador referidas a la legitimidad de Dina Boluarte como presidenta del Perú y hacer un llamado a las organizaciones internacionales para interceder por su paisano Pedro Castillo el gobierno ha respondido con firmeza y tenacidad.

Declarando “persona non grata” a AMLO y expulsando al embajador mexicano del país fue explicado por la presidenta Boluarte que las relaciones de casi 200 años entre Perú y México ahora serán únicamente con propósito comercial. Agregando que durante todo el mandato de la presidenta Boluarte no ha sido reconocida oficialmente por el gobierno mexicano.

Es lamentable que un país espectador genere mayores problemas políticos y contamine la reputación del Perú frente a los medios internacionales dictando como inconstitucional, como si tuviéramos las mismas cartas magnas y las leyes mexicanas fueran idénticas a las peruanas.

No olvidemos que el presidente Castillo, minutos después de su golpe de estado fallido fue a buscar asilo en la embajada mexicana junto a su familia, donde solamente se permitió a México la custodia de Lilia Paredes, esposa del corrupto mandatario y sus dos hijos.