La devaluación social por la alianza estable y generativa del hombre y de la mujer es ciertamente una pérdida para todos. ¡Debemos revalorizar el matrimonio y la familia! (Papa Francisco). Siendo la Familia base de la sociedad es necesario resaltar la importancia que esta tiene para preservar la protección de la dignidad humana.

La Familia ha sido afectada, sobre todo en los últimos años se han encontrado nuevas maneras de atentar contra ella que es pilar básico de la sociedad. Se intenta sustituir el termino “familia”, por el de “familias”, sin olvidar los términos de derechos sexuales y reproductivos, sexo seguro que desechan la familia como célula integradora. Esto no sucede solo a nivel nacional sino a nivel internacional, en el que se promueven declaraciones y documentos de derecho internacional para incluir el término “familias”  para abrir paso a matrimonios entre el mismo sexo. Es evidente que todos en la sociedad merecemos respeto y protección pero no se debe manipular el lenguaje para redefinir lo que es la familia y el matrimonio natural.

No podemos olvidar que la familia está fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer, donde ambos se complementan mediante un vínculo abierto a la vida. La familia natural es la célula básica del desarrollo social de toda persona y cumple funciones irremplazables por el gobierno u organismos institucionales. La familia natural promueve la existencia de la equidad generacional, es decir, la corresponsabilidad intergeneracional, en el que se promueve el cuidado y responsabilidad por los miembros que la integran. La familia natural también tiene la responsabilidad de transmisión cultural (educar en la lengua, costumbres etc.) es decir, educar los miembros de la familia para que busquen e identifiquen el significado de la vida. A través de ello, los roles del varón y mujer se hacen notar, la complementariedad y reciprocidad entre varón y mujer para fortalecer y fomentar la relación entre madre e hijo y padre e hijo.

Toda relación entre hombre y mujer no es un producto cultural o social, es más que eso, es la base que sostiene la sociedad, que proviene de la naturaleza misma del ser humano como en el caso de la dignidad y libertad.

Actualmente la familia se ha deteriorado ante las amenazas de ideología de género. Por esta razón, es necesario una educación a la vida conyugal y tener presente los valores necesarios que hacen de la sociedad, una sociedad en la que ya no se debe temer por sufrir por la corrupción, por la falta de empleo, embarazos en adolescentes o por las malas políticas que amenazan la vida misma. Estos problemas ya no serían vistos como algo normal, porque la Familia seria el eje principal que asumiría su papel central, el educar en valores a sus hijos, futuros constructores y promotores de una sociedad digna de vivir. Se hace necesaria la educación de los hijos ante el aumento de divorcios, mentalidad contraceptiva, sexualidad, drogas, y alcoholismo, problemas entre jóvenes que crean  inestabilidad social. Es por ello, que no se puede delegar la educación de los hijos a las instituciones que tratan de sustituir el papel de los padres como primeros educadores.

…hoy se difunde una « cultura » o mentalidad de desconfianza respecto de la familia como valor necesario para los esposos, los hijos y la sociedad. Hay comportamientos y disposiciones contemplados en las legislaciones, que no ayudan a la familia fundada sobre el matrimonio y hasta le niegan sus derechos. En efecto, se va extendiendo una atmósfera de secularización en distintas partes del mundo que afecta especialmente a los jóvenes y los somete a un ambiente de secularismo en el que terminan por perder el sentido de Dios y, en consecuencia, se pierde asimismo el significado profundo del amor esponsal y de la familia. (Pontificio Consejo para la Familia)

La crisis de valores en el seno de la familia se hace evidente a través de los medios sociales que promueven alternativas al matrimonio y a la Familia. Educar en el valor y en el amor para entender que el matrimonio es una vocación a la entrega de sí mismo y signo de esperanza para la humanidad es fundamental para una sociedad feliz.

Nos encontramos en una época de turbulencias, de vacío antropológico, vacío de valores, por no contar con una verdadera antropología enraizada en la naturaleza del hombre. Es sorprendente lo inhumano que puede volverse el hombre. En foros mundiales, temas como el aborto, la familia y los valores se conciben como temas religiosos. Sin embargo, la familia es patrimonio de la humanidad, no de la Iglesia. La historia de la humanidad muestra un permanente respeto a la familia. Todo esto lleva a un enorme vacío de humanidad y a la máxima deshumanización, que es presentar un crimen como un derecho: tal es el caso del aborto. (Cardenal López Trujillo).