Como Licenciada en Fisioterapia, considero que hablar de discapacidad e inclusión social en México es de suma importancia no solo por el compromiso profesional sino también, en la promoción de la dignidad humana a través de la cultura de la vida buscando generar una sociedad justa que permita el pleno desarrollo de cualquier ser humano sin importar su condición física o mental, ya que según los datos de la Organización Mundial de la Salud el 14% de la población en México sufre discapacidad equivalente a 16.5 millones de ciudadanos.
Según la OMS “la discapacidad es un fenómeno complejo que refleja una interacción entre las características del organismo humano y las características de la sociedad en la que vive.” Ahora bien, partiendo de la última parte donde involucra a la sociedad es de considerarse que como menciona el Informe Mundial sobre la discapacidad en todo el mundo, con predominio en países en vías de desarrollo como México, las personas con discapacidad tienen peores resultados sanitarios, peores resultados académicos, una menor participación económica y considerables tasas de pobreza. Consecuencia de los obstáculos que entorpecen el acceso de las personas con discapacidad a servicios que muchos de nosotros consideramos obvios, en particular la salud, la educación, el empleo, el transporte, o la información.
Ahora también el tema del aborto “libre” ha sido la puerta de entrada para fomentar la justificación de la eliminación sistemática prenatal de personas con discapacidad. Si bien la ley no obliga a abortar a las personas con discapacidad, su eliminación sistemática se produce por la presión sobre el médico y los familiares, desde un sistema de salud que pretende cobrar mayores primas por la cobertura de discapacidades que pudieron ser eliminadas prenatalmente.
Actualmente se tiene el registro que en países como Gran Bretaña, Australia, China y los Países Bajos hay un incremento del número de abortos en un 88 % por diagnóstico de alguna enfermedad que ocasionará una discapacidad como defectos del tubo neural y Síndrome de Down entre otros.
Partiendo de lo anterior, considero que es importante resaltar que actualmente con los avances de la ciencia enfocadas a las diferentes disciplinas de la salud como es la Fisioterapia y el diagnóstico y tratamiento prenatal como prevención de la discapacidad, no hay manera de justificar un aborto por esta cuestión y por ningún otra. Ya que desde la Fisioterapia y la rehabilitación me puedo atrever a decir que se puede mejorar de manera muy considerable la vida de una persona con discapacidad e incluso ser el instrumento para incorporarla a la vida laboral y productiva, así como los médicos en el ámbito de prevención y cuidado prenatal.
Hablar de derechos humanos también convoca hablar de salud, educación, información, programas sociales y accesibilidad. Los atentados contra la vida de una persona con discapacidad son contrarios a los esfuerzos internacionales que se han tenido para fomentar lo anterior como ha sido la Convención sobre los Derechos de Personas con Discapacidad en donde se menciona: en el Artículo 10 del documento expedido el Derecho a la vida – Los Estados Partes deben adoptar todas las medidas necesarias para garantizar el goce efectivo de ese derecho por las personas con discapacidad en igualdad de condiciones con las demás, esto implica pues, que el comienzo único de la de la condición humana, invariablemente, es desde la concepción y por lo tanto se debe respetar y cuidar desde ese momento.
En México se debe velar por ese 14 % de la población que padece una discapacidad, no solo eso sino también en proporcionar las vías efectivas de la prevención y cuidado de ella durante todas las etapas del desarrollo desde la concepción hasta su término natural. Sabemos bien que en la promoción de la cultura de la vida implica un compromiso desde todas las esferas de actuación y participación social, en consecuencia eso no nos exime de hablar del tema de discapacidad, sino todo lo contrario involucra la promoción de la protección de la dignidad de la persona, el acceso a la salud y la educación, inclusión social, movilidad y participación en la vida pública y política, expresión y acceso a la información. Esto es una apuesta justa para hablar acerca del bien común, que nos incluye a todos, sin excepción.