¿Por qué ahora promover las familias numerosas, el matrimonio para siempre, la castidad y la vida desde la concepción se vuelto anticuado y conservador? ¿Por qué no estar de acuerdo con las pastillas anticonceptivas, el aborto, la adopción por parejas homosexuales se ha convertido en intolerancia? ¿Será que realmente son pocos los que creen en esto o es que son muchos que no hacen ni dicen nada?
La respuesta es que si somos muchos los que creemos en la defensa de la vida y la familia, pero son pocos los que de verdad tienen el valor de decir la verdad en situaciones en donde hay que decirla, son pocas las personas que tienen el coraje de corregir en donde se tiene que hacer y de oponerse cuando algo está mal. Las personas tenemos miedo al rechazo, tenemos miedo a ser señaladas por pensar diferente y actuar conforme a nuestros principios, confundiendo así el respeto al prójimo con cobardía y esta es una de las razones por las cuales ahora se considera que somos una minoría (aunque realmente somos muchos más) y que es anti progresista e intolerante pensar de esta forma.
Otra situación que se da dentro de los grupos pro-vida es falta de argumentos científicos, filosóficos y antropológicos. No es que defender la familia desde una perspectiva religiosa sea malo, al contrario, quienes somos católicos tenemos la responsabilidad de promover lo que nuestra iglesia dice, pero hay que saber distinguir las situaciones en las cuales se deben dar otro tipo de argumentos y transmitir el mensaje de otra manera. Cuando solo podemos dar argumentos religiosos y moralistas, es cuando se nos tacha de fundamentalistas, perdiendo así credibilidad en estas situaciones.
Tengo muy claro que la batalla es difícil y tomar la decisión de promover estos temas no es fácil porque significa afrontarse con situaciones incomodas en donde inclusive se pondrán a prueba nuestras convicciones, sin embargo también tengo muy claro que si no somos notros, ¿Quien más lo hará? En mi caso, si un grupo de personas no hubiera decidido educar a otros jóvenes en estos temas, yo probablemente seguiría ignorante ante esta problemática y creo que esta es la realidad de muchos jóvenes que a pesar que tienen buenas intenciones, no saben cómo argumentar ni tienen las herramientas para debatir estos temas.
Creo totalmente en la libertad del ser humano, pero la libertad no existe sin el conocimiento de la verdad. Las personas tenemos la obligación de buscar día a día la verdad para poder tomar decisiones libres y los que hemos tenido la oportunidad de conocer más estos temas, tenemos la obligación de transmitir nuestros conocimientos a los demás, innovando para que el mensaje llegue a todas las personas y no quedarnos solamente con lo que nos parece cómodo y fácil. No podemos esperar que las cosas cambien si nosotros no hacemos nada al respecto y es por eso que animo a cada una de las personas que lee este artículo a que decidan tomar acciones concretas y no es necesario hacer grandes cosas, simplemente opinando en las conversaciones con amigos y familia, compartiendo artículos en redes sociales, corrigiendo cuando se utiliza el lenguaje incorrecto, porque de lo contrario otros hablarán en nuestro nombre y nos arrepentiremos de haber sido parte de los que no hicieron nada, de esa gran mayoría silenciada.