Hace algún tiempo tuve la gran oportunidad de realizar una entrevista al P. Ramón Lucas Lucas L.C., profesor de antropología filosófica y experto en bioética; autor de varios libros como “Bioética para todos”, Explícame la persona”, “Horizonte Vertical”, entre otros.

Me gustaría compartir con ustedes, en varios artículos, el resultado del diálogo que tuvimos acerca de las cuestiones bioéticas que existen en la manipulación genética de embriones para adquirir ciertas características o cumplir deseos de los padres. He aquí la primera parte.

  • ¿Qué entendemos por manipulación genética?

– Yo creo que en primer lugar habría que distinguir entre lo que es una terapia génica y una manipulación génica. La terapia como tal es tratar de volver a que el organismo que tiene una enfermedad o que posiblemente pueda tener una enfermedad no la tenga o recupere la salud. Y como toda terapia en realidad es buena. La manipulación es una alteración de un estado normal y como tal esa alteración será más grave o menos grave en la medida en que consista la manipulación.  No toda alteración genética es negativa.

Hay varios elementos que hay que considerar: Primeramente, es necesaria una fecundación in vitro y ya aquí hay algo que contrasta con el modo de procreación humana. Hay una primera selección de embriones, se fecundan varios embriones y se seleccionan algunos de ellos. Aquí hay una primera discriminación, elemento

negativo desde el punto de vista ético ¿por qué tú discriminas a uno, los mandas a las neveras o los destruyes y seleccionas a otros?

Y dentro de esa selección, evidentemente tú puedes crear, mediante manipulación, estructuras que de alguna forma modifican el proceso normal en el que una persona viene al mundo según unos criterios no objetivos, sino más bien subjetivos. Podemos mencionar el color de los ojos, el sexo.

Hoy día en un proceso de procreación normal hay un equilibrio incluso demográfico entre varones y mujeres, usted imagínese que un día llegamos a un control total de la selección del sexo y la inmensa mayoría de las personas quieren y eligen un sexo masculino. ¡Habría una verdadera discriminación respecto a las mujeres! Entonces ya eso nos indica que la manipulación como tal no está en consonancia con lo que es el respeto de la dignidad de la persona humana.

Si logramos mantener una distinción clara entre terapia y manipulación, podemos decir la terapia ¡que venga! porque es un bien, la manipulación alteradora hay que evitarla sobre todo porque contradice la dignidad de la persona humana, a esa persona que yo le elijo los ojos azules, en realidad yo le estoy imponiendo a ella un modo de ser que es el modo de ser mío ¿si a ella después no le gustan los ojos azules? Se podría revelar contra mí…

Entonces se ve como una imposición que daña la dignidad de la persona y que puede crear conflictos incluso de tipo jurídicos.

Hasta aquí la primera parte, continuaremos en el siguiente artículo.