Collage 2015-04-05 12_27_25Logo MisionAR

MisionAR es amAR! Este fue uno de los lemas que quedaron luego de una de las mejores semanas del año que he podido tener, así es, les cuento que en Semana Santa estuve misionando con un grupo de más o menos 50 jóvenes colombianos que decidieron prepararse, dedicar de su tiempo para formarse y estar listos para una gran aventura que muy seguramente cambió su vida y que pretendía generar impacto social.

Un proyecto de la fundación Más Colombia, que es liderada y dirigida por jóvenes universitarios emprendedores con iniciativas de cambio e impacto social en Colombia, logró transformar la realidad de un pequeño pueblo a tan solo unos kilómetros de distancia de la Capital, Bogotá, más o menos a una hora y media de camino en carro o bus. AR.IMG.6

MisionAR no solo quiso cambiar la realidad de este pequeño pueblo que nos acogió, sino también permito que los 50 jóvenes que aceptaron el reto lograran cambiar un poco su forma de pensar frente a la vida, los problemas sociales que afectan directamente a otros jóvenes como ellos, a niños y familias enteras.

Esta semana Santa, la dedicamos a eso, a servir, a darnos a los demás, también a conocernos pero como ellos mismos dicen,

“entregar lo mejor, creer que tu puedes, conocer personas que no tenías en tus planes y además te deslumbran con su entusiasmo y amor, sentido de pertenencia y ganas de ser un hijo de Dios inquebrantable, como quizá algunos salimos más misionados por los largos días de entrega. Todo lo que empiezas a conocer y vivir cuando te desconectas de tu propio mundo y te dispones a trabajar por el otro!”.

También llegaron  con algunos prejuicios, pues dice uno de ellos: “yo pensé que este era un grupo de gente aburrida, pero fue algo más impresionante, algo que me cambió la forma de pensar y mi vida”. 

Pero este gran proyecto no se dio de un día para otro, tuvo una preparación previa para que la semana de misionAR fuera un éxito y lográramos algunos objetivos que nos habíamos trazado: transformar corazones, servir y darnos a los demás y generar un impacto real en la vida de quienes participaron de esta expefundacionriencia.

Fue así como esa semana Santa, fue completamente diferente para muchos, ya que la mayoría nunca habían vivido unas misiones. Misionamos en la Fundación Santa Cruz, que se dedica al cuidado  y    educación de niños que han sido abandonados o por circunstancias    difíciles sus familias no pueden estar con ellos. A ellos les llevamos   “El tren de los valores”, los muchachos organizaron juegos, dinámicas   y diferentes actividades para que los niños vivieran días diferentes, llenos de amor y alegría.

Preparamos un diplomado de liderazgo y emprendimiento diplomadopara los jóvenes del pueblo, estaba dirigido para el trabajo sobre el proyecto de vida de cada uno, las problemáticas que ellos identificaron que tiene su pueblo y las soluciones  a las mismas. Fueron creativos y se mostraron preocupados por querer cambiar su entorno y mejorar las situaciones que compartieron.

Visitamos a los ancianitos del pueblo, jugamos con ellos, compartimos, reímos y nos contaron sus historias, hasta algunos nos coquetearon y algunas abuelitas muy animadas contaban chistes, otros anécdotas y hasta resultamos adivinando acertijos.

También y una de las actividades más llamativas y divertidas de todas las misiones fueron las visitas a las veredas. Caminar por horas, pero saber que vale la pena tanto esfuerzo porque en el camino te encuentras con personas que aunque desconocidas, se muestran abiertas a la llegada de los misioneros, sinceras y llenas de amor, pues compartieron lo poco que tenían con nosotros, sin importarles que se le fuera a acabar, solamente y en  medio de su sencillez o tal vez su pobreza, daban todo con generosidad   y una gran sonrisa en su rostro. Encontramos muchas historias de vida impactantes, tal vez con dolor y sufrimiento, pero al final con alguna enseñanza de fortaleza y de “hechar pa’ lante” como decimos acá.  Photo 4-1-15, 9 23 03 AM

Para todos, fue una semana en donde no solo estuvimos lejos de casa, con personas que jamás en la vida (algunos, no todos), pensamos conocer, y compartir, donde nos entregamos por completo a lo que estábamos haciendo con la mejor disposición de servicio, sin tener todo el tiempo acceso a la tecnología o la T.V., donde soportamos caminatas, subidas y bajadas, picadas de mosquitos y hasta nos bañamos en el río o quebradas.

Todo lo que vivimos valió la pena, llegamos recargados, llenos de amor y nuevas amistades, con ganas de quere cambiar problemas sociales que afronta nuestro país y saber que podemos hacer mucho con cosas pequeñas, como todas las personas con las que nos encontramos en San Francisco de Sales nos enseñaron: Con solo una sonrisa, un abrazo o una palabra llena de amor le puedes cambiar la vida a otro. piccollage misionar

Estas misiones fueron muy diferentes a otras que había vivido, nos concentramos en trabajar en lo social, con las personas de verdad, sus problemas, y llevar soluciones, pero la semana en la que estuvimos en todo esto marco una pauta importante, ya que Dios no fue el centro, Él mismo, se encargo de hacerse espacio en cada uno de nosotros, de tocarnos el corazón y decirnos que Él está ahí para nosotros, con su amor infinito.

Cada día vivido, cada experiencia compartida y disfrutada no solo queda en el recuerdo de las fotos o los videos que tomamos, queda presente en nuestras memorias y sobre todo en las ganas de ser Más Colombia, para llevar a quienes lo necesitan un mensaje de amor y esperanza. Esto fue ¡MisionAR 2015, nos entregamos para amar y ellos fueron quienes nos amaron más!