En términos de derecho internacional, se habla de crímenes de lesa humanidad cuando un grupo político o un gobierno realiza violaciones a los derechos humanos de una población civil; en los últimos años Nicaragua ha sido un ejemplo de esto, desde el 2018 el país ha vivido en una crisis sociopolítica a causa de decisiones antidemocráticas tomadas por su actual presidente.
Organizaciones civiles clausuradas, privación de libertad, persecución religiosa y más, se está convirtiendo en la normalidad en los últimos tiempos de este país. De acuerdo con un informe realizado por Naciones Unidas: las altas autoridades del Gobierno han logrado instrumentalizar a los Poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Electoral para desarrollar e implementar un marco legal tendiente a reprimir el ejercicio de las libertades fundamentales y perseguir a las personas opositoras” …“El objetivo es eliminar, por diferentes medios, cualquier oposición en el país”.
Para el 2018, varios opositores políticos se encontraban realizando campaña para las siguientes elecciones presidenciales, sin embargo, fueron acusados por falsos crímenes y condenados a prisión con tratos inhumanos y malas condiciones. El pasado febrero del presente año, el presidente decidió sacarlos de prisión, deportándolos y acusándolos de “traidores de la patria” despojándolos de su nacionalidad y confiscando bienes.
Aún sigue siendo inimaginable que, ante tanto desarrollo de la humanidad, haya retrocesos de esta magnitud, causando violaciones, muertes, desesperanza y riesgo inminente a todo un país. Ante estás situaciones solo se puede seguir levantado la voz y visibilizar que esta no es la normalidad que una población debería vivir, por más tiempo que pueda pasar, tiene que llegar un cambio y la reconstrucción de un país.