¿Sabías que México obtuvo el primer lugar? ¡Así es! El primer lugar por un sistema educativo que está estancado entre los millones de pesos invertidos en “el mantenimiento de instalaciones” y por un pésimo modelo educativo en el que el dinero dejó de ser suficiente para evaluar la verdadera educación en México.
Según el Reporte de Capital Humano 2015 elaborado por el Foro Económico Mundial, la educación en nuestro país ocupa uno de los últimos lugares en un listado de 124 países. Asegura esta investigación que México está ubicado en el lugar 102 en calidad de educación primaria, dato que es preocupante ya que es el primer contacto entre los jóvenes con educación antes de los 15 años. Para el grupo entre los 16 y 24 años de edad, la calidad de educación se ubica en el sitio 107, lo que deriva que nos encontremos en el lugar 63 en las oportunidades para este sector poblacional.
Según el índice de capital humano México, de manera global, esta ubicado en lugar 58 de 124 países en cuanto al valor económico que tiene un empleado por sus habilidades y la capacidades entre la población para impulsar el crecimiento económico, entre otras.
Analizando el contexto de la situación del país nos encontramos en un crítico estancamiento de nuestro nivel educativo, hemos dejado a un lado la capacidad de la niñez y la juventud que tiene la posibilidad de potencializar el desarrollo de México por los intereses de una minoría privilegiada, en el sentido de que al tener acceso a la educación también se tiene acceso al poder, una sociedad no educada tampoco va a poder exigir ni responder a las necesidades y responsabilidades de un país, dejando estas a un grupo minoritario que si tuvo acceso a la educación que gobierne y tome las decisiones, distrayendo la búsqueda del crecimiento de la persona y en consecuente de la sociedad mexicana. Lo que me hace cuestionar fuertemente ¿La educación en México esta sufriendo una manipulación desde adentro o, acaso, el retroceso viene desde un fenómeno cultural global? La realidad es una situación inminente, México cuenta con un nivel educativo promedio mediocre en comparación a las competencias a nivel internacional, lo que ha provocado la fuga de talento mexicano al extranjero al no contar con las herramientas necesarias para explotar su potencial y por la burocracia de un sistema corrompido por la lucha del poder, el abandono de los estudios, al no verlo como algo rentable ante la necesidad económica, también la falta de subsistencia de los jóvenes que logran acabar una carrera profesional que pasan de estudiante a desempleado, sin mencionar la perdida de valores que van dejando a un lado la integridad y dignidad de la persona.
Ahora bien que ya tenemos identificado el problema, es nuestra responsabilidad trazar un camino diferente hacia el futuro de la educación en México. Debemos saber que esta tarea no será sencilla ya que, culturalmente hablando, debemos romper muchos paradigmas, innovar en los métodos de enseñanza y aprendizaje y no dejar de poner a la persona al centro, proporcionando las herramientas necesarias para poder generar ciudadanos de bien, conscientes y participantes en las decisiones de su país de manera progresiva desde el comienzo de su formación académica.
La propuesta debe ir enfocada a situar al alumno como principal objetivo; en donde se propongan leyes en concepto del desarrollo integral de la persona (cuerpo, mente y espíritu) involucrando la participación de los padres de familia en las escuelas, ya que se reconoce como la institución que provee a los primeros formadores en el desarrollo de una persona.
En cuestión de mejora de las competencias educativas de México es imprescindible que se empiece a evaluar y seleccionar a los docentes impulsando programas de formación; integral y objetiva con sistemas pedagógicos modernos que respondan a las necesidades de la sociedad y del surgimiento constante de nuevas tecnologías. Fortalecer las materias de civismo, trabajo por la comunidad y el aprendizaje basado en la interacción con proyectos para impulsar la creatividad e innovación y permitir mostrar que los recursos enfocados en pro de su sociedad pueden tener alcances mas grandes a nivel nacional, dejando a un lado la fuga del talento para así incrementar el potencial nacional y, entonces este, permanezca en país.
Este modelo educativo debe responder a las necesidades del bien común enfocadas a la trascedencia de la persona y no en lanzar un empleado más al mundo laboral, tener la capacidad de explotar el potencial del Niño o joven no permitiendo apagar el talento por la indiferencia, el tomar conciencia de las escuelas no ideologizadas que, en vez de que promuevan la enseñanza de solo de derechos, hagan lo propio con la enseñanza de obligaciones porque bien sabemos que una sociedad educada tendrá las herramientas necesarias tanto para exigir como para responder por su país.
Estoy convencida de que la transformación social surge desde el recurso inagotable de la educación. Esta representa uno de los pilares inamovibles para el crecimiento y desarrollo de cualquier país y una pieza fundamental para la generación de cultura y el mejoramiento de la calidad de vida de la población. Las estrategias encaminadas a la educación redundarán en beneficio de todos, invertir en ella es invertir en la sociedad. No estamos hablando del futuro sino del presente y es momento de tomar las riendas por lo que realmente vale la pena: la formación de ciudadanos de Bien pero con cimientos sólidos.