El pasado viernes 25 de noviembre se escribió otro atroz capítulo en los derechos de los no nacidos en Reino Unido. El Tribunal Británico de Apelación (CoA) rechazó el recurso presentado por Heidi Crowter, mujer con síndrome de Down, contra la actual legislación sobre el aborto en Inglaterra, Gales y Escocia.

La demanda presentada contra el Ministerio de Sanidad y Cuidado Social tenía por razón la desigualdad presente en el texto de la ley, formulada por primera vez en 1967. Con carácter general, la legislación permite abortar sin apenas restricciones hasta la semana 24 (5 meses y medio) de gestación.

Sin embargo, la apelación ataca una de sus cláusulas, que da a entender que en aquellos casos en los que el niño pudiera sufrir de graves discapacidades físicas o mentales, se podrá practicar un aborto sin importar la edad del feto. Esta puntualización abre la posibilidad de terminar con la vida de este sin consecuencias penales hasta el instante justo anterior al parto, momento en el que pasaría a imputarse como asesinato. En palabras de la activista, esto se podría considerar como que sus propias vidas (las de las personas con síndrome de Down) valen menos.

El tribunal ha rechazado modificar la ley, alegando que “no se vulneran los derechos de los vivos”. Los abogados de la acusación valoran elevar el recurso al Tribunal Supremo, pero la demandante es pesimista con respecto al caso.

La realidad es desalentadora al respecto. En Reino Unido excluyendo Irlanda del Norte, donde no aplica esta ley, se producen cada año más de 200.000 abortos. Una mayoría de los votantes apoyan la actual situación legal del aborto y ningún partido político mayoritario ha planteado una reforma seria de esta.

Ante esta situación, el cambio sólo puede producirse desde la batalla cultural y desde las redes sociales y plataformas descentralizadas, pues los medios de masas tampoco tienen interés en dar altavoz a las ideas contrarias a la corriente dominante. Heidi Crowter no ha conseguido cambiar la ley, pero considera que su esfuerzo vale la pena si consigue informar y cambiar los corazones y mentes.