La maternidad es un don único que tienen las mujeres para procrear, gracias a su naturaleza femenina tienen la capacidad de concebir y de ser madres.

El ser madre no es un derecho u obligación que tiene la mujer, es un acto de amor. No es un derecho jurídicamente hablando, porque no es, o no debería ser el Estado quien apruebe o niegue a una persona la procreación. La reproducción no es un don natural que debe ser regulado con normas, si protegido pero no controlado, es decir, no es el Estado quien decide la cantidad de hijos e hijas que un matrimonio debe tener. 

La maternidad tampoco es una obligación, no es algo a  lo que toda mujer este obligada a ser pero si es obligación de quien es ya una madre, el de proteger a sus hijos y brindarles las necesidades básicas que como ser humano debe poseer por derecho.

Necesitamos enaltecer la feminidad para ayudar a toda mujer alcanzar su plenitud sin caer en la búsqueda de una igualdad absoluta con el hombre, simplista y puramente mecánica. La reciprocidad en la diferencia entre hombre y mujer es lo que la sociedad necesita. El promover la maternidad y feminidad no debe ser una ideología porque eso elimina todo la esencia natural que toda mujer posee.

Por lo tanto, las numerosas formas de esclavitud, de mercantilización, de mutilación del cuerpo de las mujeres, nos comprometen a trabajar para vencer esta forma de degradación que lo reduce a simple objeto para malvender en los diferentes mercados. En este contexto deseo atraer la atención sobre la dolorosa situación de tantas mujeres pobres, obligadas a vivir en condiciones de peligro, de explotación, relegadas al margen de las sociedades y convertidas en víctimas de una cultura del descarte” (7-II-2015).

Las mujeres no son prioridad en el mundo, no me malinterpreten, los problemas que sufren las mujeres son una grave consecuencia de la falta de principios y valores que se vive en una sociedad, de la inestabilidad que se vive dentro de las familias y, de la falta de necesidades básicas que un Estado está obligado a brindar -salud, educación y empleo- pero no las brinda. Pero la prioridad no es la mujer, la prioridad es resolver las causas, la raíz, de los problemas graves que sufre la mujer. No es prioridad ni la solución el que la mujer sea superior o igual al hombre ni  socialmente encerrarla en una burbuja para que nada le suceda mientras que su alrededor sigue igual.

El problema no es el problema en sí – embarazos, violencia etc.- sino que no se hace nada por resolver y prevenir las causas de esos problemas, a esa causa es a lo que se necesita buscar la solución, “No podemos enfocarnos en la enfermedad sin buscar solución para la prevención de la enfermedad”. Es decir, no es el embarazo en niñas y adolescentes, el maltrato y violencia intrafamiliar de la que son víctimas, la discriminación laboral o la maternidad, el matrimonio a lo que se le debe buscar la solución con una revolución sexual, abortivos y divorcio.

No se trata de una desigualdad de sexos, del sexo masculino sobre el sexo femenino mal llamado “el sexo débil”. Porque si se tratara de un problema de sexos, en el que los problemas de la mujer fueran el problema, se trataría de iniciar una guerra de sexos entre quien debe ser superior, el hombre o la mujer, o cómo igualar a la mujer con el hombre cayendo de nuevo en una discriminación de la feminidad de la mujer al ya no respetar ni reconocer la importancia de su esencia y rol femenino en el mundo. No necesitamos que la mujer sea una especie de varón en cuerpo de mujer, necesitamos reconocer que la mujer es igualmente capaz y digna que el hombre, con sus virtudes y esencia. Pero si creemos que los problemas de la mujer son el problema en sí mismos, caemos en el error de solamente seguir prolongándolos, la víctima no es solo la mujer el causante también lo es, no porque el causante no sea dueño de sus actos o se  le justifiquen sus actos inmorales, pero sus actos son resultado de los problemas sociales que se viven diariamente en los hogares en los que son criados -divorcios, paternidad y maternidad irresponsables, familias disfuncionales, carencia de valores- y no son solucionados ni prevenidos.

Entonces el maltrato no es el problema, el problema de todo no son ni siquiera las personas que ocasionan el daño, no se necesita más leyes que protejan a la mujer del maltrato como las que les dan más derechos de poder acudir un aborto por causa de una violación. La solución es trabajar en lo que ocasiona en que cada día haya más personas violentas con tendencias psicológicas desordenadas que acuden a la violencia para posiblemente llenar un vacío en su vida que no ha sido satisfecho. Otra solución también es que haya certeza de castigo por parte de la justicia, no el causar falta de miedo a consecuencia de la ineficiencia de las instituciones gubernamentales. Estas personas seguramente no tuvieron acceso a una educación en valores desde su seno familiar. También se necesita maternidad segura no aborto seguro, las mujeres merecen ser protegidas al convertirse en madres, tener acceso a salud durante su embarazo no a que les aseguren que su “acceso a salud” es solamente para cuando no  desean ser madres y que su “mejor solución” es el aborto porque nada les asegura que en su maternidad se le van a brindar los servicios que merecen en base a su feminidad. Ser feminista no significa luchar contra lo que es ser mujer y eso incluye el embarazo, ser feminista es promover la esencia femenina.

La discriminación tampoco es el problema, es la falta de comprensión de que todo ser humano es igual en derechos y en dignidad, la falta de una educación ética y moral en el ser humano incapaz de percibir algo tan evidente como el que todo hombre merece respeto por el simple hecho de ser humano. Esto es algo que no se puede comprender si en una familia no se viven estos principios y valores. Tampoco la maternidad ni el matrimonio son el problema, el embarazo en niñas y adolescentes no convierten a la maternidad en el enemigo de la mujer. En realidad el problema es que mayor número de mujeres están siendo abusadas físicamente o viven la promiscuidad y no hay certeza de una buena educación integral sin ideologías o la falta de castigo para los hombre que abusan de mujeres, y de educación para esos hombres que probablemente jamás recibieron ningún tipo de ayuda psicológica para enfrentar sus problemas que se ven reflejados en el abuso sexual.

Tampoco es el matrimonio el problema para la mujer maltratada dentro de él, el problema es la falta de compromiso, fidelidad, respeto y amor dentro de las uniones entre un hombre y una mujer y sobre todo de conocimiento de lo que es un matrimonio en sí. Y la solución no es el acceso al divorcio (promoción de la falta de compromiso en el matrimonio) o el aborto (promoción de la violación sin consecuencias). Todo ello no dice que el problema surge de familias disfuncionales que afectan la sociedad desde el ámbito político, económico y cultural. Por eso, necesitamos concientización de lo que es el amor, la dignidad humana, educación en valores, maternidad y paternidad responsable para un mayor número de familias unidas.

En la «unidad de los dos» el hombre y la mujer son llamados desde su origen no sólo a existir «uno al lado del otro», o simplemente «juntos», sino que son llamados también a existir recíprocamente, «el uno para el otro»…En el orden humano el engendrar es propio de la «unidad de los dos»: ambos son «progenitores», tanto el hombre como la mujer.