El pasado 13, 14 y 15 de junio se celebró la 46 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, OEA, en Santo Domingo, República Dominicana. El tema principal fue:“Fortalecimiento Institucional para el Desarrollo Sostenible en las Américas”. 

Durante el fin de semana previo, la sociedad civil tuvo la oportunidad de ser parte de mesas de trabajo (cada una con una temática específica) para presentar a los embajadores y representantes de todas las naciones, ideas, inquietudes y necesidades que consideraron importantes a tomar en cuenta, sobretodo por la carga ideológica que el Secretario General Luis Almagro ha traído a la mesa de la OEA y ha querido imponer de manera muy clara a los Estados Miembros.

La mesa de trabajo  de “Familia”, la cual tenía como objetivo principal promover los derechos y la importancia del fortalecimiento de dicha institución, presentó un documento final que expone lo siguiente:

  • Invitación a que el diálogo sobre el desarrollo sostenible se enfoque en alcanzar las necesidades básicas de los pueblos americanos, tales como: acceso a agua potable, alimentación, vivienda, acceso a servicios de salud, educación y empleo, ya que éstos son los principales problemas que las sociedades americanas enfrentan.
  • Solicitud que las políticas promovidas por la Organización, reconozcan a la familia como centro para el logro de un desarrollo sostenible real, pues es dentro de la familia donde la personas comienzan su formación como ciudadanos responsables, lo cual impacta directamente en la estabilidad y el bien común de la sociedad. Por ende, se debe proteger de acuerdo a lo establecido por el artículo 17 de la Convención Americana de Derechos Humanos.
  • Un llamado a los representantes de los Estados ante la Organización a respetar el marco legal establecido en los tratados internacionales, especialmente lo dispuesto en el artículo 41 del Pacto de San José de Costa Rica, el cual establece que las recomendaciones de las Comisiones deben realizarse dentro del marco de las leyes internas y preceptos constitucionales de cada país. En tal tenor cabe resaltar que los tratados internacionales sobre derechos humanos, y en especial el Pacto de San José, tienen unidad de criterio respecto a los conceptos y derechos en lo referente a la protección de la familia como célula fundamental de la sociedad.
  • Se afirma que proteger al no nacido es la mejor forma de asegurar un desarrollo sostenible para las sociedades, pues con esto se asegura que habrá futuras generaciones, quienes gozarán de los recursos que con esta iniciativa se están conservando. En aras de alcanzar un verdadero desarrollo sostenible, se debe proteger y respetar el derecho más básico de todo ser humano; tal y como lo establece la Convención Americana en sus artículos 1º y 4º, lo cual está en consonancia con la mayoría de las leyes nacionales de los distintos Estados miembros.
  • Solicitud a los Estados a respetar la equidad de la mujer y del hombre, protegiendo sus identidades propias, pues con ellas, se complementan para enriquecer las sociedades. Asimismo, promover políticas que protejan a la mujer embarazada y a su hijo. Toda vida humana debe ser protegida desde la fecundación hasta la muerte natural.
  • Existe una profunda preocupación por la mortalidad materna como flagelo en la región, existen posturas que pretenden reducirla mediante la promoción del aborto. Las mejores prácticas realizadas en la región indican que un real acceso universal a los servicios de salud, mejorando el proceso continuo de atención antes, durante y después del embarazo, y asociados a la prohibición total del aborto, son la mejor solución a esta problemática, como lo demuestra el exitoso caso de Chile.
  • Solicitud que los Estados reconozcan que la familia es la institución natural social por excelencia, y tiene su fundamento en la unión entre un hombre y una mujer, siendo la pieza principal en el aporte al capital social renovable. A su vez, es la mayor contribuyente al desarrollo sostenible.
  • Existen posturas que afirman el reconocimiento de diversidad de familias. El dato biológico de la naturaleza humana indica que la preservación del género humano depende exclusivamente de la unión entre un hombre y una mujer.
  • Se hace un llamado a los Estados a establecer políticas públicas para el fortalecimiento de la familia, como pilar del desarrollo económico y el mayor capital social de nuestros pueblos. La calidad de las naciones depende de la calidad de sus familias.
  • Se hace un llamado a los Estados a respetar y proteger el derecho de los padres a educar a sus hijos, recordándoles que su rol es subsidiario y no sustitutivo, en concordancia con lo establecido en los tratados internacionales de derechos humanos.
  • Se hace un llamado las instituciones de esta Organización, de manera especial a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y a la Comisión Interamericana de Mujeres,para que se apeguen al marco jurídico establecido y autorizado por los Estados, pues de lo contrario violentan la autodeterminación de los pueblos y, con ello, el proceso democrático que esta Organización tiene como pilar fundamental. La Organización de Estados americanos no tiene facultades para redefinir la Familia, vulnerando la soberanía y las constituciones de los Estados.
  • Por último, se hace notar que la desintegración familiar trae consecuencias negativas en los países. La familia integrada y estable es la que reporta menores índices de violencia intrafamiliar, de abuso sexual intradoméstico, deserción escolar y de pobreza. Por ende, la mejor estrategia de desarrollo para los Estados es promover políticas de protección de la familia.

De esta manera, los defensores de la vida y la familia alzaron su voz y dejaron en claro que no están de acuerdo con las ideologías anti vida que la OEA, a través de Luis Almagro, pretenden imponer sobre las naciones americanas.

Si bien es fundamental que dentro de cada Estado Miembro se promueva y exija el respeto a los derechos fundamentales de todas las personas, exaltando de esta manera la dignidad intrínseca e inviolable de cada ser humano, esto no significa que la sociedad deba aceptar y promover estilos de vida con los que no está de acuerdo. Mucho menos que le sean impuestos a través de organismos internacionales o del Estado.