La ciencia ha realizado, no sin éxito, numerosos intentos de encontrar los factores que moldean y determinan la personalidad de un ser humano. Estudios han mostrado la importancia de los padres de familia, del nivel socioeconómico en que crece una persona, de sus experiencias individuales y de su interacción con la sociedad. Sin embargo, son fascinantes los estudios que revelan la importancia de los hermanos sanguíneos.
Un estudio de la Universidad de Penn State llegó a la conclusión de que a la edad de once años, las personas han dedicado al menos el 33% de su tiempo libre a sus hermanos, más tiempo del que han pasado con sus padres, con sus maestros, sus amigos o incluso consigo mismos. No resulta sorprendente, entonces, la importancia que tienen éstos en el desarrollo psicosocial individual; la relación entre siblings es de tipo único. La interacción con los hermanos es la primera relación entre iguales, muy distinta a la relación con los padres de familia o con los maestros, donde la jerarquía juega un valor importante. Las habilidades desarrolladas a través de la interacción con hermanos se ven reflejadas en las relaciones posteriores con iguales, como con amigos, colegas y parejas sentimentales.
La relación entre hermanos se diferencia también de una relación de amistad, especialmente en edad temprana cuando los hermanos aún son cohabitantes, ya que en un conflicto entre amigos, una opción viable de resolución es el distanciamiento o fin de la amistad. Por el contrario con un hermano, la solución al conflicto debe llegar eventualmente por la convivencia forzosa en el hogar y el vínculo consanguíneo indisoluble, lo cual fortalece las habilidades de resolución de conflictos y manejo de emociones.
Desde muy temprana edad, los hermanos se convierten en cómplices, compañeros de equipo y rivales, en modelos a seguir, en parámetros de lo bueno y lo malo y también, indudablemente, los hermanos son los amigos más subestimados y nuestros verdaderos compañeros de vida. Tal como reflexiona la socióloga Katherine Conger de la Universidad de California, los padres acompañan a la persona solo por cierto tiempo, las parejas emocionales llegan en una etapa avanzada de una vida y las amistades se distancian naturalmente, pero los hermanos son los que están ahí de por vida.
Y por si fuera poco, ¡los hermanos contribuyen a la felicidad! Un estudio sueco realizado a personas mayores de 80 años reveló una relación directa entre los participantes que dijeron tener una relación buena con sus hermanos y los que en general tenían felicidad en su vida.
¡Sin duda los hermanos son un pilar importante en la vida!