Cuando era pequeña, entre 6 y 7 años, llegué un día a mi casa muy asustada del colegio, y le pedí a mis papás que por favor nunca se fueran a divorciar. En el colegio donde asistía tenía amigas con papás divorciados o en proceso de divorcio a quienes yo las miraba sufrir mucho, causando en mi un miedo enorme al divorcio, miedo a ese sufrimiento terrible que causa la separación de los padres.
El cardenal Christoph Schönborn, en el pasado Sínodo de la familia, habló de este tema diciendo: “Me escandaliza que en el discurso eclesial se hable siempre de la cuestión de la misericordia para los divorciados que se han vuelto a casar ¡pero primero la misericordia para los niños! No olvidemos a los que son todavía más pobres que los divorciados que se han vuelto a casar: sus hijos, que han sufrido el divorcio de sus padres”
Cuando hay un divorcio, el daño y sufrimiento para las personas que se separan es muy grande, pero muchas veces se nos olvidad que los niños sufren también. Muchos de ellos cuando el matrimonio de sus padres fue una pesadilla, dejan de creer en el amor para siempre, pues su ejemplo no fue el mejor y no quieren volver a sufrir lo que ya sufrieron una vez. Sin embargo, existen casos de personas que quieren romper el círculo y logran formar matrimonios estables y felices.
La familia es la primera escuela del amor, el primer lugar en donde se aprenden valores y virtudes que perduran para toda la vida. Si el padre es caballeroso, respetuoso y amoroso con su esposa, y si la madre es servicial, cariñosa y entregada con el esposo, esto lo aprenderán los hijos y es más probable que en futuro ellos sean así con sus parejas. Si al contrario, en casa aprenden de los gritos, las pelas, los golpes y los insultos, esto repercutirá en sus vidas de una forma u otra. El noviazgo es el reflejo de un futuro matrimonio, por eso siempre he insistido en la importancia de la preparación para el matrimonio, la preparación para esa vida en pareja en la cual tendrán a cargo la educación de los hijos.
Los daños emocionales y mentales causados en la niñez son heridas profundas en toda las personas, por eso no olvidemos a los hijos del divorcio, los hijos que han sufrido y que sufrirán resultado del fracaso del matrimonio de los padres. Esta es la razón por la cual es tan importante prepararse como novios e incluso durante el matrimonio, pues las cosas no siempre van a ser fáciles y menos cuando ya no solamente son dos, cuando se tienen a cargo la vida da alguien más.
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