El pasado mes de abril en Colombia se volvió a vivir la inestabilidad política que ha generado los últimos meses el actual mandatario Gustavo Petro, sin previo aviso ni acuerdos anteriores decidió cambiar varios puestos de su gabinete presidencial con una justificación desde mi opinión, pobre.

“Vamos a persistir con nuestro programa y nuestra vocación de grandes acuerdos nacionales” una de las líneas que dijo el mandatario al anunciar el cambio que iba a realizar, más al fondo de esto es una representación de qué “lo que no me apoya, no me sirve”. Para nadie es un secreto que la política o la vida en sí misma se construye a través de la diversidad de opiniones y de llegar acuerdos, sin embargo, en los últimos meses con los cambios inesperados del presidente pareciera que esa no fuese una opción para él.

Meses antes sacó a otros ministros, con un buen perfil profesional e interesantes aportes, solo porque no estaban de acuerdo con su direccionamiento en la reforma de la salud y ahora es un panorama bastante similar, profesionales de alta talla como el exministro Ocampo quedó fuera de las decisiones presidenciales a causa de no estar del todo de acuerdo con las expectativas del mandatario en temas de sus reformas del “cambio”. 

Aunque no fue el caso de todos los ex ministros que sacaron, esta movida de gobierno solo es estrategia para lograr como de lugar el cumplimiento de sus deseos políticos, como una pretensión de que su verdad es la única verdad por la cual se tiene que trabajar, en el ejemplo también está la movida de la polémica exministra Sandra Corcho que aunque apoyaba las ideas de Gustavo Petro, al ser poco negociante o convincente y seguir generando trabas para la aceptación de la reforma de salud, el presidente tomó la decisión de sacarla y colocar una persona que le “sirviera” más para negociar con los congresistas y seguir impulsando una idea tan criticada y poco sostenible como lo es la propuesta de reforma de salud.

Todas estas situaciones no se pueden normalizar o justificar por nosotros mismos como ciudadanos de que es el presidente y tiene el derecho de hacer “lo que quiera”, son temas para analizar la capacidad de tolerancia y respuesta del mandatario de Colombia, el país necesita construir y aportar desde diferentes opiniones, trayectorias y creencias. Hay que informarse, examinar, exigir el cumplimiento de los derechos en el ejercicio político y como ciudadanos no aceptar inestabilidad política, y aún es una reflexión del diario vivir propio, construir soluciones escuchando la opinión de los otros.