Comunidad “El Gallo” , Sierra Gorda de Querétaro, México. Semana Santa 2018.
Llegamos a la Sierra aproximadamente a las 6 de la tarde un sábado previo al Domingo de Ramos, calurosos desconocíamos que para llegar a nuestra comunidad asignada para acompañarlos durante las misiones de Semana Santa tendríamos aún que recorrer una hora y media de camino por veredas estrechas donde apenas cabe un carro a la vez. Así, entre caminos llenos de vida y un verde excepcional llegamos a la comunidad del Gallo, en la hermosa Sierra Gorda de Querétaro.

El recorrido por la comunidad continuó al domingo siguiente de nuestra llegada, conocíamos el aproximado de las casas y las familias que habitaban la comunidad por un sondeo realizado con las personas que nos recibieron el día anterior. Un lugar lleno de vida, al ser primavera los animales empezaban a tener sus crías, los niños jugaban en los patios y las mujeres comenzaban desde tempranas horas sus actividades.
A diario comenzábamos nuestro visiteo casa por casa desde muy temprano y encontramos una singularidad desde el primer día, la mayoría de los hogares estaban liderados por mujeres que aparte de ser amas de casa y mamás, también cubrían otros roles como el cuidado del ganado y tierras, de los ancianos y otras tareas que proporcionan recursos a sus familias. Conforme nos fuimos adentrando en la semana, durante la convivencia y el trabajo en la comunidad, estás mujeres que nos recibían en sus hogares empezaron a contar sus historias de como un pueblo donde habitaban familias enteras comenzó únicamente a quedarse con las mujeres, los hijos y las personas de edad avanzada. Al cuestionar el porqué la ausencia de hombres la respuesta era una con dos variables; permanecían años indefinidos en la ciudad en obras o en su gran mayoría iban en busca del “Sueño Americano”, unas veces contratados por un periodo de 3-4 meses o como indocumentados. Este fenómeno de las familias fragmentadas por la migración ha ocasionado en los pasados 20 años la ruptura de la estructura familiar y social de estas comunidades; la característica principal es que tenemos una figura ausente del padre de familia como cabeza y en consecuente a la falta de la figura paterna una guía hacia los más jóvenes de la comunidad, los niños desconocen incluso el rostro de su padre y los adolescentes comienzan a cuestionarse en dejar sus estudios para seguir los pasos de los hombres que dejan su pueblo en busca de mejores oportunidades de vida, para ellos y sus familias. Pero ante el beneficio ¿cuáles son las repercusiones de dejar el campo, sus familias e incluso su país? Tenemos en consecuencia el campo descuidado, sectores agrícolas y apicultores abandonados, inseguridad ante la vulnerabilidad de las familias sin las figura protectora del varón y sobre todo el desmembramiento de comunidades enteras. ¿Por qué? Por que los roles familiares se invierten, los jóvenes comienzan asumir a muy temprana edad el papel de proveedores del hogar dejando a un lado los estudios, las mujeres a su vez asumen el papel de jefas de familia con la responsabilidad no sólo del cuidado de la casa, los hijos, el patrimonio sino que ante ellas también se cierra la posibilidad de estudiar y progresar, ya que solo hay dos opciones; Dejas tu tierra y te vas a trabajar a la ciudad o te casas/unión libre con la certeza que tarde o temprano tu pareja saldrá de su comunidad en busca de mejores oportunidades.

Hay una realidad inminente; la migración y la pérdida de la consolidación de las familias como consecuencia. Frente a este situación es urgente pensar en soluciones que den alto al abandono del campo mexicano ya que no solo implica la pérdida de un engrane económico importante al país sino que también la ruptura de lazos inamovibles para la sociedad, la familia. Hay que tomar en consideración que este tema no es un problema aislado sino que involucra dinámicas económicas, sociales, políticas y comerciales, para exigir que se vele desde el Bien Común por integridad y seguridad de las familias en el campo.
Ninguna mujer debería ser abandonada en la crianza de los hijos, los niños no deberían tener ausencia de su padre en su derecho de pertenecer a una familia que forje su carácter moral, al igual que ningún padre de familia debería verse en la necesidad de abandonar su hogar para proporcionarles una vida mejor.