Todos los días, sin excepción, somos espectadores de una serie de noticias y participantes de acontecimientos en donde las crisis económicas, las decisiones políticas y los problemas sociales son ya, parte de nuestra cotidianidad y aveces, consecuencia de nuestra agitada vida lo dejamos pasar con gran indiferencia. En nuestras conversaciones habituales solemos quejarnos de temas que envuelven la preocupación constante por la violencia, la corrupción, los declives económicos y los sucesos mundiales que nos hacen pensar ¿Qué nos está pasando? Sin embargo la conversación y la vida siguen en la única preocupación de ocuparnos en nuestros asuntos con desobligada actitud egoísta e individualista

En estos tiempos tan difíciles que vive la humanidad que en el nombre del progreso se pasa por encima del hombre y se hacen cosas terribles, da la pauta para el momento de dejar de asumir que las desiciones que dan el rumbo a nuestra sociedad son un problema aislado y que nuestras acciones realmente tienen un impacto llamado trascendencia no sólo en nuestra vida sino en la de los demás. Cuando caemos en cuenta de esto, se rompen las barreras del conformismo y se empieza a velar por algo más grande e importante; el Bien común basado en los valores fundamentales de la solidaridad, la convivencia en el respeto y en el amor.

En primera la apertura, seguido de su búsqueda es una tarea que nos corresponde a todos, un deber y compromiso de construir una sociedad que ponga a la persona en su centro, lo que constituye la fuente y el sentido último del bien común. Toda persona, como miembro de un todo tiene el deber de trabajar en pro de sus posibilidades en su vocación y en su ejercicio a favor del beneficio de todos sus semejantes y esto trascienda en la vida social.

Cito a la Madre Teresa de Calcuta “Quien no vive para servir no sirve para vivir” buscando hacer conciencia de que la defensa y promoción del bien común debe nacer como un servicio y no como una manera de sacar beneficio personal esto se refiere a defenderlo desde exigir a quienes ejercen tareas políticas y ostentan diferentes grados de autoridad en nuestra sociedad que siempre sin excepción busquen el bien común y lo vuelvan la brújula de su vida y su ejercicio, así como de nosotros en proponer y participar en las desiciones para crear un ambiente de exigencia mutua siempre en favor de la persona, los valores y su integridad.

Aquí es cuando se hacen los verdaderos héroes de nuestra era. El mundo cambia tan rápidamente, que las personas que dicen “esto no se puede hacer”, chocan enseguida con alguien que ya lo está haciendo ¡Seamos parte del cambio que queremos! Es cierto, la misión no es fácil pero la lucha de la dignidad para todos en fraternidad con justicia y paz es sin duda imprescindible para construir una sociedad más justa y en consecuente prospera.