Fue una verdadera semana de luto para México con la noticia de que tres sacerdotes fueron asesinados dentro del país. El suceso es uno de severo impacto puesto que el número de homicidios a clérigos siempre ha sido bajo (28 en los últimos 10 años), sin embargo el punto de exclamación se encuentra en que las tres defunciones se llevaron a cabo en una misma semana.

Los primeros dos asesinatos ocurrieron en Poza Rica, Veracruz, un estado que después de 86 años ha llegado el PAN (Partido Acción Nacional) al poder luego de la hegemonía del PRI (Partido Revolucionario Institucional). Estos cambios y otros conjuntos de factores han incrementado la violencia y la presencia del narcotráfico, siendo el crimen organizado uno de los principales sospechosos de haber cometido el delito en contra de los sacerdotes.

El segundo incidente tuvo efecto en Michoacán, estado controversial de la república que ha sido bastión del crimen organizado y de las antidefensas en la última década de México. José Alfredo López Guillén fue secuestrado por un grupo de delincuentes y luego fue herido con un arma de fuego y abandonado en medio del camino.

La pugna

Quizás aún más escalofriante que el atentado en contra de los párrocos es la forma en que algunos medios han abordado semejante tema. En México, como en muchos países del mundo, la prensa sensacionalista y que alude al amarillismo predomina ciertos sectores del público y gracias a la gran fluctuación de noticias en medios virales la desinformación se esparce rápidamente en la nación.

Apenas y se informó en los medios sobre el deceso del sacerdote en Michoacán, medios comenzaron a difundir supuestas imágenes del sacerdote con un niño saliendo de un hotel tomados de la mano. El objeto de dichas notas periodísticas era de implicar una supuesta actitud inmoral al párroco y desatar la furia en las reacciones de los mexicanos que leyeron la noticia. Con los días, los periódicos se tuvieron que retractar cuando la madre del niño que aparece en las imágenes comentó que el señor que iba de la mano con el niño es en realidad su padre, además ella agregó que le da vergüenza que las imágenes fueran usadas para fines ilícitos y generar polémicas.

México se encuentra en una situación complicada de dos ideologías que chocan. Con las marchas por la familia y las propuestas del gobierno para adoptar la ideología de género, los medios se han enfrascado en una guerra sucia que busca cualquier medio para dejar ver a la Iglesia Católica como una entidad corrupta. Si bien, no es perfecta, el periodismo del país sigue dejando entrever sus tablas axiológicas y los fines por los cuales están luchando.

Falta esclarecer con certidumbre la naturaleza de estos homicidios. Por el momento, y con la nube de la duda, no se puede acusar a nadie con la responsabilidad de los hechos. Lo único que queda es investigar y llegar a conclusiones. Mientras tanto, es de vital importancia que medios, ciudadanos y actores políticos no se dejen llevar por las vertientes ideológicas que buscan desatar el caos y proyectar una luz sombría en la Iglesia.