La mañana del pasado 21 de abril, la joven mexicana Lorena Aguirre de 18 años colisionó su auto en estado de ebriedad y, al ser detenida por la Policía Municipal, intentó sobornar a los agentes. Los hechos fueron videograbados y han tenido circulación en redes sociales, causando gran revuelo.  Esta situación ha causado polémica y ha dejado al descubierto la decadencia en la que se encuentra la sociedad mexicana que, como bien dicen, solo necesita pan y circo para estar en calma ya que Lorena ha sido foco de críticas, burlas, memes y hasta un corrido.

Lamento mucho por lo que está pasando esta chica, no me puedo imaginar lo que debe sentir al ver sus fotos y videos circulando y ser blanco de la opinión pública, además de sentir la culpa natural que a los seres humanos nos causa el cometer un error. Pero de este caso, hay que destacar que lo más importante no es el hecho del choque, ni los daños a los carros ajenos, tampoco lo es la apariencia física de Lorena, ni su nivel socioeconómico o la ropa que traía puesta, mucho menos el hecho de que haya salido de fiesta ni el hecho de que los pasajeros del auto, que venían con ella, quisieran darse la fuga, hechos que sin duda han sido los favoritos de la opinión pública. Incluso por encima del hecho de haber querido sobornar a los policías, lo más importante de esta situación fue la combinación del alcohol con el volante. Lamento mucho la publicidad que se ha dado de este hecho y las opiniones burlescas que esto ha generado, pero más lamentable hubiera sido que el accidente causara daños humanos y no solo materiales.

En México, cada fin de semana (jueves, viernes, sábado) se movilizan alrededor de 200 mil conductores bajo la influencia del alcohol y al año mueren más de 24 mil personas por accidentes automovilísticos relacionados con el alcohol. Es muy triste conocer casos cercanos de amigos y familiares que han muerto por esta causa o que son condenados por homicidio culposo, especialmente si esto lo podemos evitar, ¡porque sí lo podemos evitar! Es cotidiano culpar a las autoridades de que desatienden las causas que creemos importantes, pero en este caso no nos podemos quejar, porque las autoridades sí implementan campañas, estrategias, leyes para prevenir los accidentes relacionados con el alcohol pero somos nosotros los que no ponemos de nuestra parte y hasta con tedio reaccionamos cuando nos acordamos que hay “torito”. A lo mejor va a ser hasta el día en que aumenten radicalmente los precios del alcohol o haya “ley seca” una vez al mes cuando por fin entendamos como sociedad que este es un tema de interés público. Aquí somos nosotros y nadie más los responsables de disminuir esta cantidad de muertes.

Para toda aquella persona que se cruce con estas palabras: ojalá que de este evento con tanta difusión en redes sociales, lejos de criticar y burlarse, quede una gran lección general: no hay que conducir bajo los efectos del alcohol.

 

Fuente de las cifras:

Organización Panamericana de la Salud. México ocupa el séptimo lugar a nivel mundial en muertes por accidentes de tráfico. Organización Mundial de la Salud. Oficina Regional para las Américas.