El defensa se da cuenta que no hay forma de salir jugando y retrasa el balón hacia el portero, éste sin opciones entra en pánico y hace lo que el público espera que haga: despejar el balón. El grito de “eeeeh…puto” ensordece el estadio mientras la pelota se aleja del peligro. Dicha palabra resulta ser la nueva controversia ahora que la FIFA (Federation Internationale de Football Association) cataloga que su uso en un juego de fútbol implica un canto homofóbico. La palabra “puto” de forma literal se refiere a un hombre que vende su cuerpo por dinero (prostituto). Pero su significado ha cambiado con los años y ahora es virtualmente imposible dar una definición exacta sin caer en el reduccionismo.

El grito en los estadios es extremadamente popular por la afición mexicana y desgraciadamente ya es una marca característica de la hinchada azteca. No vengo a hacer un análisis lingüístico sobre el grito ya que eso tomaría un artículo por sí mismo, pero considero que  cuando la gente lo grita no lo hace con un sentimiento de repulsión a la homosexualidad. Por lo contrario, el espectador se deja llevar por una palabra que se ha salido de contexto para evidenciar la cobardía del portero al despejar el balón lejos del peligro. Sin embargo si se toma la palabra de una forma literal, habrá personas que lo sientan como parte de un problema de género, además las cosas como son, de que es un insulto, lo es. Lo sencillo sería evitar el uso de la palabra y cambiarla por otra que no cause controversias (¿por qué no gritar pendejo?).

Mi problema y la razón por la cual escribo, no es por el grito per se, sino por la forma en que la FIFA ha abordado el problema. Treinta años en la liga local, unos juegos olímpicos  y tres mundiales han presenciado la icónica exclamación… ¡Seguramente alguien ya se habría dado cuenta! Ahora el máximo comité del fútbol amenaza con vetar el Estadio Azteca e incluye advertencias antes de las transmisiones de los partidos deslindándose de los comentarios discriminatorios por parte de la tribuna.

¿Por qué para algunas cosas hay tanto interés y atención inmediata mientras que por debajo de un manto de hipocresías se dejan pasar tantas otras cosas de más grande magnitud? Basta con observar a sus últimos tres presidentes. Joao Havelange con cargos de corrupción y sobornos por parte de dictaduras militares, Joseph Blatter, sobornos, lavado de dinero, fraude y mente maestra en orquestar los mundiales en Rusia y Catar; Gianni Infantino con apenas cuatro meses en el puesto ya está coludido en cargos de corrupción revelados por los Panama Papers.

Juan Villoro toca excelentes puntos en la hipocresía que resulta en los turbios intereses de la FIFA. En el 2003 se prohibió la venta de alcohol en los estadios de Brasil por la cantidad de eventos violentos en la tribuna. Pero como Budweiser fue patrocinador oficial del Mundial del 2014, FIFA se las arregló para derogar la ley y reinstaurar el consumo de bebidas. En 1989 México utilizó jugadores con actas de nacimiento falsas en un mundial juvenil y a la FIFA no le bastó con expulsarlo del torneo, sino también de prohibir la participación de la selección mayor en el mundial de Italia al año siguiente. Desconcertados por el riguroso castigo, pocos entendieron que había un plan más maquiavélico en operación: si México no asistía al Mundial el lugar vacío quedaba libre para Estados Unidos, una selección hasta entonces anónima para el mundo que curiosamente iba a tener su propio mundial cuatro años después y que necesitaba una pasarela de promoción.

La FIFA tampoco escatima en la censura religiosa. Kaká, balón de oro brasileño, fue eternamente censurado y multado por mostrar playeras con mensajes cristianos al anotar. Ahora FIFA decidió que de alguna forma la cinta de “100% Jesús” que Neymar portaba en la cabeza durante una celebración debe de ser omitida al público. El organismo sucumbió a ser políticamente correcto y concluyó que el mensaje podría ser nocivo para alguien viendo el televisor ¿No es la diversidad y la libertad religiosa uno de los puntos pivotales del credo de la FIFA?

El deporte, como en la antigua Grecia, fue creado para enaltecer el cuerpo y espíritu por medio del reflejo de valores y buenas costumbres. Qué triste que los intereses del organismo que gestiona el noble deporte del fútbol están en función de fuerzas económicas preestablecidas e intereses que se colocan por encima de la integridad de sus participantes.

Me pregunto por qué te dejes presionar por ciertas agendas y voces externas que dictan tu postura y plan de acción hacia diferentes fenómenos. FIFA, sométete a la agenda de los niños, puesto que ellos sueñan con algún día ser como  sus ídolos en pantalla.

Te pediría una tabla axiológica pero parece ser que tus acciones siempre están determinadas por intereses que sobrepasan el ejercicio del balompié. Por eso no me sorprendió la actitud que se tomó con el grito de “puto”. ¿Será una compensación a la comunidad LGBT por los ataques de Orlando que ocurrieron en esos días? Nunca lo sabremos.

En lugar de poner tanto foco en un grito, asegúrate que a Dani Alves ya no le avienten bananas en el campo y que Yaya Touré no sea consignado con gritos de mono. Preocúpate y pon mano dura en tus cientos de casos de partidos y sorteos amañados, reventas, corrupción, nexos al crimen organizado y desfalcos. Tu slogan sigue siendo “Say no to Racism”, así que si en realidad lo que quieres es el cambio, hubiéramos visto severas sanciones a los disturbios violentos que vivió Francia durante la Eurocopa.

FIFA, aboga por la familia, la igualdad y los niños de forma unilateral y egalitaria. Adopta la transparencia y dale un buen uso al fútbol, porque a pesar de todos tus movimientos ilícitos, el balón va a seguir rodando….y recuerda, que la pelota no se mancha.